09 diciembre 2008

Odisea de un Hombre en el Mercado II - Segundas Partes Nunca son Buenas -


Hace como una semana - el 30 de noviembre, si mal no recuerdo - fui con mi mujer y mi hijo al CADA del CCCT - para tratar de estirar el presupuesto para otra semana - y al entrar, Ale corre como siempre - el pequeño Alejandro algún día será maratonista - a buscar los carritos para tratar de llevarlos, lo sigo y le ayudo cuando noto que hay un joven perdido en el supermercado.

"Perdido" es poco, se notaba que llevaba como media hora tratando de decidir qué comprar. Era más que obvio que no tenía la menor idea de qué tipo de alimentos se compran para mantenerse saludable y rendir a diario - hijo de papi y mami - esos chamos - como los llaman - no han sufrido; seguro su familia está en el exterior o de viaje y para hacerle creer que es "grande" lo dejaron solo con casa y carro un tiempo.

Estaba perdido, qué digo perdido, estaba extraviado ni un kilo de leche tenía - de vez en cuando encuentro uno así que termina comprando pan y cereal - el chamo parecía más desubicado que los sobrevivientes de Lost en su primera temporada. Pobre de él - pienso -. ¿Pobre de él? ¿de ÉL? ¡Pobre de MÍ! que trabajo como negro y me pagan como Etiope ¡con moscas! ¡MOSCAS!.

No importa, ya Ale salió corriendo otra vez - algún día será maratonista o hará un deporte de velocidad - Estoy tan orgulloso de él. Le digo a mi esposa "Alicia, busca a Alejandrito que ya fue por las galletas y cereales". Es veloz el primogénito éste, pero todavía le faltan algunas cosas por aprender - sonrisa orgullosa -.

Cuando voy por el pasillo de los lácteos me doy cuenta que el chamo viene justo detrás de mí y agarra un kilo de leche justo después de mí. ¿Será que nos está siguiendo? - pienso - "¡Nah! estás paranóico Alejandro" me respondí. "¡Qué tontería! Pura coincidencia" - pensé -. Sigo y veo las bebidas achocolatadas.

¿No te pasa que cuando revisas el precio del Toddy - o de cualquier cosa, era Toddy ese día - y ves todas esas tablas nutricionales no entiendes que dicen del producto? ¿Qué puedes decir de unos datos como "Proteína 30%; Grasas acumuladas 15%; Vitaminas A, B1, B2 , C, E, D y Zinc - como si quisiera que el cuerpo de mi campeón viviera como en los barrios con techos de Zinc -?

No entiendo que tienen que ver todos esos números y porcentajes con tu nivel alimenticio pero yo no soy nutricionista ni médico, mi mujer se encargará de eso. Ella tampoco es médico ni nada pero es mujer y ellas saben de estas cosas. Si no pregúntale a cualquiera por qué yo vengo a hacer mercado con ella y nunca vengo sólo.
La última vez que vine solo, Alicia casi me mata al llegar. Esa semana comimos afuera todos los días - muy costoso pero muy sabroso -. Me pidió mil y una cosas ¿cómo se supone que recuerde todos los vegetales, tipos de carnes y bebidas para dos adultos y un niño de casi 4 años? y además me dijo "cómprame toallas femeninas". Me dijo "Por fa Ale, préstame atención que esto es importante. Me vas a traer las toallitas rosaditas, las que tienen el sobrecito rosado ¿te quedo claro?". "Rosa, listo y copiado mi amor" le respondí.

Pues resulta que cuando llegué al pasillo de productos femeninos, ¡guao!, cuantos colores y diferentes variaciones de rosado. ¡No puedo creer que haya tanto rosado en un solo pasillos de 3x5 mts!. Me quedé tarado de la cantidad de colores. Creo que por eso es que los hombres sufren de daltonismo y las mujeres sólo lo transportan - para identificar correctamente cuál es y cuál no es su toalla sanitaria, ése definitivamente es un uso -.

Al fin de cuentas, agarré y le pregunté a un chamo de allí cuál era la "rosada" y sin chistar escogió una - que para mi era igual a las demás - y me explicó porque ésa era rosada y las demás no - la verdad no entendí nada pero me conformé con que el sobre externo se veía rosado - "Gracias" le dije y continué.

Al llegar a casa la guerra campal que me esperaba era sin precedentes. Cuando mi mujer revisó el mercado me hizo sentir como un inepto. Compré todo lo que no debía y encima de eso, compré las toallitas que no eran.

Resulta que el sobre rosado es el de ¡adentro! y ¡no el de afuera!. Ella me mostró cuál era y el sobre de afuera es ¡verde! pero los de adentro son ¡rosa!. ¿Por qué no me mostró el que tenía en casa antes? nunca lo sabré, pero creo que ahora estoy un paso más cerca de diferenciar entre Stayfree, Always y Kotex. Desde ese día acompaño a mi mujer - le sirvo de chofer del carro y del carrito -.
En fin, cuando coloco el Toddy en el carrito mis sospecha se confirma: el chamo nos está siguiendo. ¡Él también agarró un Toddy! ¿Será un malandrito de esos que te roban hasta el carro y las medias para que no los sigas?. "Ah no, siguió de largo" lo veo pasar al siguiente pasillo "deja la paranoia Alejandro, que te va a dar una úlcera" pienso.

A todas éstas, Alejandrito se escapó hacia el pasillo de siempre - mi favorito, salió a su papá el muchacho - "Galletas y Cereales". Lástima que su madre lo persuade de no comprar eso. ¡Qué poder el de una madre! - de la mujer en general -.

Ellas son las reinas del castillo incluso cuando no hay castillo que gobernar. Con sus palabras nos embaucan y engatuzan; yo no recuerdo la última vez que le gané una "discusión" a Alicia, siempre termino pidiendo perdón hasta cuando es ella la que deja el lavamanos con cabellos en la mañana. Yo ya desistí mis congéneres: "Hombres, ¡rendios ante el poder de la mujer! - no hay otra salida -.

Esta vez Alicia nos llevó al pasillo verde y recordé las benditas toallitas "rosa" - siempre lo hago, no sé, debe ser el verde de los vegetales que me recuerda que el sobre de afuera es Verde y los de adentro Rosa -. No tardamos mucho, pero compramos lo necesario. De salida le comento a mi esposa que mi hermano Carlos regresó de Margarita con sus hijos el fin pasado y que quería vernos.

Por fin está por terminar esta visita al CADA, Alejandrito está fastidiando por unos Chiclets mientras pagamos así que los tomó y pago por ellos. Escucho a alguien tras de mí que dice algo como "¡no tengo para pagar tanto!" y cuando volteo el chamo que creí que nos seguía iba camino al pasillo de las Galletas y Cerales sacando todo de su carrito. ¡Qué envidia! Quisiera yo seguir cominedo así en lugar de saludable para evitar las úlceras.

Seguramente comiera así de no ser por mi mujer. Hacer mercado no es fácil, ni es barato, con razón hay tan pocos gordos entre el pueblo.