Los cuentos de niños sobre la navidad y las hadas no son más que una ideología que busca proteger la inocencia de aquellos a quienes engaña; son la conservación de la sanidad de la generación que les sustituirá en las décadas venideras.
Aunque bien intencionada y simple, me parece que esta protección es tan sólo una muestra de lo que somos capaces de hacer por mantener una verdad a la que creemos como la mejor - en el mejor de los casos -.
Sin embargo, no nos damos cuenta que abusamos de nuestra autoridad - en el peor de los casos - y más comunes en América Latina, lo hacemos premeditadamente y con intenciones no tan buenas ni tan simples como lo que te comenté hace unas líneas.
Así entonces se nos presentan dos visiones de ideología:
La primera, ha sido utilizada por las figuras de autoridad de nuestro continente para sus propósitos particulares encajando cada vez más con la concepción de Marx que la expresa como un “sistema de representaciones del mundo (filosofía, arte, religión, derecho, moral, etc.) que utiliza la clase dominante para legitimar su posición privilegiada frente a las clases oprimidas” [La Ideología Alemana.1845].
Y aunque algunos pueden encontrar esto inofensivo para la ciudadanía, es obvio que no lo es cuando se toma el interés de pocos por sobre aquél de la mayoría.
Cuando se elaboran ideas que buscan controlar la población para limitar sus derechos entonces, se violan los valores en los que la misma se ha construido y forjado. Es aquí cuando surge la segunda visión de ideología donde es “una colectividad que da sentido a su realidad mediante el reconocimiento de conjunto de valores sociales, ideas, creencias, sentimientos, representaciones e instituciones que garanticen y velen por el sostenimiento de ese mundo en el que viven” [Departamento de Investigación CNEP].
Quizá, la primera, aunque en su toque peyorativo del término nos presente una visión algo más cercana a la realidad que enfrentamos como ciudadanos de un mundo en constante expansión y globalización.
La segunda visión, más contemporánea, nos ofrece una esperanza o talvez una meta a la que mirar al hablar de las ideologías de los pueblos y de cómo deben ser gobernados. No a través de su manipulación sino del consenso de sus ideas y valores para formar parte de una sociedad que busque desarrollar el ser humano que tanto progreso ha provocado en el último siglo.
Ahora que lo pienso, y algo me dice que tú estarás de acuerdo conmigo, el siglo XX ha sido vendido como aquél en el que el hombre alcanzo sus mayores logros y no ha habido en la historia tanta tecnología como ahora.
Pero, al meditar un poco en ello, me doy cuenta de que la verdad de lo antes dicho es irónicamente paradójico con la historia misma que se ha escrito de los cien años que nos anteceden, de sus guerras, ciencia de la muerte y asesinato, la falta de humanidad y el descubrimiento de lo poco que hacemos por el mundo y lo mucho que lo destruimos.
¿No es esta primera visión del siglo XX una ideología que busca esconder tras de sí lo que la segunda trata de susurrarnos o incluso advertirnos a gritos?
El hombre ha avanzado mucho en su saber pero ha decrecido enormemente en su capacidad humana; ¿no crees que el saber no es tan objetivo como a los científicos les gusta pensar?
A ver si me explico mejor, ¿será Saber todo aquello que produce o desvela algo sobre la realidad? o ¿el Saber tiene una finalidad? ¿El de construir la realidad? y no de generar progreso sin desarrollo. ¿Será que el conocimiento no es parte indispensable de la idea que tiene una sociedad de sí misma?
Sí, lo es. Mientras más saber acumule ella como un todo y en sus individuos particulares, me parece, que la ideología madurará con él y dejará de ser un termino peyorativo que describe la mediocridad de sus residentes para exaltar la cultura de sus participantes, sus valores, anhelos y esperanzas.
Aunque bien intencionada y simple, me parece que esta protección es tan sólo una muestra de lo que somos capaces de hacer por mantener una verdad a la que creemos como la mejor - en el mejor de los casos -.
Sin embargo, no nos damos cuenta que abusamos de nuestra autoridad - en el peor de los casos - y más comunes en América Latina, lo hacemos premeditadamente y con intenciones no tan buenas ni tan simples como lo que te comenté hace unas líneas.
Así entonces se nos presentan dos visiones de ideología:
La primera, ha sido utilizada por las figuras de autoridad de nuestro continente para sus propósitos particulares encajando cada vez más con la concepción de Marx que la expresa como un “sistema de representaciones del mundo (filosofía, arte, religión, derecho, moral, etc.) que utiliza la clase dominante para legitimar su posición privilegiada frente a las clases oprimidas” [La Ideología Alemana.1845].
Y aunque algunos pueden encontrar esto inofensivo para la ciudadanía, es obvio que no lo es cuando se toma el interés de pocos por sobre aquél de la mayoría.
Cuando se elaboran ideas que buscan controlar la población para limitar sus derechos entonces, se violan los valores en los que la misma se ha construido y forjado. Es aquí cuando surge la segunda visión de ideología donde es “una colectividad que da sentido a su realidad mediante el reconocimiento de conjunto de valores sociales, ideas, creencias, sentimientos, representaciones e instituciones que garanticen y velen por el sostenimiento de ese mundo en el que viven” [Departamento de Investigación CNEP].
Quizá, la primera, aunque en su toque peyorativo del término nos presente una visión algo más cercana a la realidad que enfrentamos como ciudadanos de un mundo en constante expansión y globalización.
La segunda visión, más contemporánea, nos ofrece una esperanza o talvez una meta a la que mirar al hablar de las ideologías de los pueblos y de cómo deben ser gobernados. No a través de su manipulación sino del consenso de sus ideas y valores para formar parte de una sociedad que busque desarrollar el ser humano que tanto progreso ha provocado en el último siglo.
Ahora que lo pienso, y algo me dice que tú estarás de acuerdo conmigo, el siglo XX ha sido vendido como aquél en el que el hombre alcanzo sus mayores logros y no ha habido en la historia tanta tecnología como ahora.
Pero, al meditar un poco en ello, me doy cuenta de que la verdad de lo antes dicho es irónicamente paradójico con la historia misma que se ha escrito de los cien años que nos anteceden, de sus guerras, ciencia de la muerte y asesinato, la falta de humanidad y el descubrimiento de lo poco que hacemos por el mundo y lo mucho que lo destruimos.
¿No es esta primera visión del siglo XX una ideología que busca esconder tras de sí lo que la segunda trata de susurrarnos o incluso advertirnos a gritos?
El hombre ha avanzado mucho en su saber pero ha decrecido enormemente en su capacidad humana; ¿no crees que el saber no es tan objetivo como a los científicos les gusta pensar?
A ver si me explico mejor, ¿será Saber todo aquello que produce o desvela algo sobre la realidad? o ¿el Saber tiene una finalidad? ¿El de construir la realidad? y no de generar progreso sin desarrollo. ¿Será que el conocimiento no es parte indispensable de la idea que tiene una sociedad de sí misma?
Sí, lo es. Mientras más saber acumule ella como un todo y en sus individuos particulares, me parece, que la ideología madurará con él y dejará de ser un termino peyorativo que describe la mediocridad de sus residentes para exaltar la cultura de sus participantes, sus valores, anhelos y esperanzas.
P.D.: Ambas entradas de "Lo que No Sabías de la Navidad" son un ensayo que realice hace como un año para el Taller De Escritura Filosófica de la UCV de la Carrera de Filosofía. El Nombre real es :
"Las Ideas de la clase dominante, son, en todas las épocas, las ideas dominantes" Karl Marx: La Ideología Alemana, 1845
