Mientras muy tranquilo me asombreaba - dícese de tomar Sombra y No Sol -, mis ojos fueron testigos de una calamidad. En principio no lo noté, de hecho ni me di cuenta si no hasta descargar esta foto en mi aposento.
Nos Invanden. Seres de otro mundo han llegado a mis alrededores para investigarnos.
En esta inocente imagen, creía yo, no había nada, hasta que lentamente fui revelando lo que había ocurrido esa tarde de invierno.
¡Con razón no habia Sol! - No tenía nada que ver con que el astro rey se oculta a las 4:30pm y ya eran las 5pm -.
Mi fotografía habia revelado la nave nodriza de una raza evidentemente más avanzada en tecnología que nosotros. Seguramente llevan tiempo ocultos.
¡Hasta hoy!
Desde su escasa altitud, sus periscopios descienden para programarnos y borrar de nuestras mentes su existencia. La luz que despiden tiene un efecto Men In Black que nos impide reconocerles aunque están tan cerca.
Somos sus ratas de laboratorio, y una fuente muy verídica ha confirmado que nos cultivan para procrear su especie y llevar sus descendientes a una guerra cósmica contra un planeta que parece que probablemente esté desarrollando armas laser capaces de destruir la galaxia y el universo.
Yo personalmente, no me como ese cuento de la guerra.
Así que he desarrollado dos teorías sobre lo que sucede:
Mi Favorita: Sólo somos piezas en un juego de enriquecimiento de los millonarios intergalácticos para cada vez tener más Urones - la monedad interestelar -.
La Más Improbable: Algo pasó con mi foto que se volteó - en cuyo caso nos investigan desde el suelo -.
