
Aquí en latinoamérica, todos los días un negro le pisa los pies a un blanco, lo amenaza de muerte o lo roba, le dice lo que puede o no puede hacer en una rumba, cuál jeva es de quién y si puede sacar a bailar a la chama esa de la esquina. ¿O tú crees que algún blanco pelele como su servidor se le va a revirar a un negro en un local?
Si al pana le da la gana, baila con la jeva - malandros de mierda - más buena del C.S.I. - sifrinos de mierda - y el novio falco, pendejo se queda callado y pasando arrechera, porque mientras el negro es papeado por naturaleza el blanco "modelito" para el "Mister Venezuela" - ¡maricón! - se pinchó para sacar músculo - y quién sabe si se dejo pinchar por Osmel Sousa también -.
Además, esos panas del norte, le llaman negro a un tipo que es más blanco que el 25% de la población nacional venezolana. Pana, vean los brasileros, esos panas si son más que negros. Aquí, no tenemos a un negro en la presidencia, lo que tenemos es un mono macaco escapado del plató de filmación de "El Planeta de los Simios" - la versión de 1968, porque además el Macaco está desactualizado - ¿Qué mayor muestra de tolerancia y diversidad que esa?.
Pues bien, en este país convivíamos personas de todos los colores, hasta la llegada del macaco mayor - pero eso es material para otra entrada - y nos dicen que ¿es una sorpresa, una odisea, una victoria histórica?
¡No pana! que se vengan a la tierra de la belleza femenina y el paraíso de la diversidad.