La hipótesis en cuestión - no sigas leyendo sin antes revisar la primera parte de esta investigación [Click Aquí] - va de la siguiente forma.
El ser humano desde niño - sea social, cultural o paternalmente - desarrolla un miedo a criaturas desconocidas. El coco, los fantasmas y extraterrestres, forman parte de este género de criaturas temibles y la forma más frecuente de enfretarlos es recurriendo a la fuerza del número.
Frases cómo: "Si podemos somos más" y "En la Unión está la fuerza" son características de estos miedos superados.
Mientras el hombre crece para enfrentar los miedos como un individuo, la mujer tiende más superarlos en conjunto, esto les permite desarrollar muchísimo más el lenguaje, el MultiTasking y otras virtudes de las que los hombres carecemos.
Dicho esto - y muchas otras razones que serán publicadas por la editorial del MIT -, es que vino a mí, como una luz bajada del cielo, acompañada de un coro angelical, la verdadera razón de ¿Por qué las mujeres van al baño juntas?. Y es mucho más simple de lo que pensaba:
En las intalaciones sanitarias destinadas a las mujeres se esconde una bestia, un Monstruo. Así es, un Ser aberrante, cuyas fauces son gigantes, botan baba ácida y verde, que huele peor que baño de hombres y que es probable que allí tenga sus orígenes. Esta criatura se alimenta de mujeres tiernas y descuidadas, inocentes y desprevenidas. Esta bestia peluda por unos lados y calva por otros - como si no supiera depilarse - amenaza constantemente los baños, con la ayuda de sus asquerosos engendros, con el único proposito de devorar a toda presa de fácil acceso.
Estos Monstruos, tiene poderes paranormales: se ocultan en las sombras, se hacen invisibles, se esconden en los espejos, hipnotizan con la mirada, ve en rayos X y su rugido petrifica - entre muchos otros que la investigación aún no ha podido determinar con exactitud -.
Sin embargo, esta amenazante criatura tiene una debilidad - sí sólo una, y que se asemeja mucho a una que presentamos los hombres -, frente a la presencia de más de una mujer su pequeño cerebro entra en crisis y se paraliza, confundido por tratar de responder "¿cuál me comeré primero?".
Esta critura - y sus engendros - podría ser el eslabón perdido y es de mucho interés para la comunidad cientifica, pero lo más importante es que es el culpable de que las mujeres vayan al baño en grupos.