En una barriada de Mérida, una pequeña niña soñaba en convertirse en la máxima expresión de belleza de la capital. Ese sueño se vería truncado al crecer y enfrentarse con los problemas cotidianos de la vida y la fuerte tarea de sobrevivir en un mundo cruel que no repara en ti sino en tus atributos físicos.
Determinada a alcanzar su sueño, la pequeña Stef fue buscando empleos sin éxito, hasta que llegó a la mansión de los Sousa, donde casualmente estaban buscando quien hiciera las diligencias domésticas. Su vida, que ya tenía un propósito claro, encontraba ahora una oportunidad para ahorrar el dinero necesario para iniciar su aventura.
En la gran mansión ella conocería al pequeño Osmel, quien parecía más bien "pequeña", y a su hermanita Dayana, quien apesar de ser la niña más linda de Mérida, tenía un vocabulario particularmente inundado de mariqueras, pero eran buena compañia para jugar en los ratos libres.
Stef, no entendía porque Osmel montaba tanto un triciclo sin asiento, pero él comprendía muy bien la forma de pensar de su hermana y su nueva amiguita, así que las excentricidades - mariqueras - del hombre de la casa pasaron a un segundo plano muy rápidamente.
Un buen día Osmel le propuso a Stef una oferta que no pudo reusar y gastó todo lo que tenía en ella. La llevó a brujos de imagen, la exorcisó de los espíritus feos y la hizo beber ungüentos para que sus 150 cm de altura alcanzaran estratos inimaginables - qué viva la medicina moderna -.
La noche esperada llegó, luego de muchas pasarelas, preguntas profundas con respuestas sin sentido y muchos trajes al estilo Barbie, Stef recibió de su mejor amiga algo que nunca podría olvidar:
Una Corona en el suelo
Unos brinquitos
y las palabras más dulces que nuestra Stef, podría recibir jamas:
"Marica Ganaste..."
Los personajes de esta historia son pura y desinteresadamente de caracter entretenido y cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia.
