Hoy fue un día agotador. En el trabajo, los clientes no paraban y el dinero se contaba de a centavos, así que el trajín igual no dio resultados muy destacables. Sin embargo, algo novedoso se presentó ante mis ojos: un "Porta Paraguas y Ponchos". Lo mejor es que los tenían en venta, y al 20% de descuento.
¡Bienvenida la primavera!
Antes nevaba, ahora llueve
¿Qué más se puede pedir?
Antes nevaba, ahora llueve
¿Qué más se puede pedir?
A pesar de lo novedoso y lo rebajados que estaban, había algo que me llamaba poderosamente la atención. Escondido entre los paraguas y ponchos en descuento, se hayaba un sentimiento del cuál no me percaté sino hasta entradas horas de la tarde: la Nostalgia.
¿Nostalgia? - te preguntarás - ¿Qué tiene que ver la "nostalgia" con no mojarte?
Pues muy sencillo, mi... - pausa pensativa ¿estamid@? ¿pajú@? - mi únic@ lector/a - ¡Bingo! -:
Primero, me causó gracia la forma de darle la bienvenida a las estaciones aquí: Rebajas. Con razón, éste es uno de esos países consumista del mundo. En Venezuela, los vendedores aplican la de "Si es nuevo, es Caro" y también "Si es original - aunque sea feo -, es Caro" y por parte de los consumidores "Si es Caro, lo quiero" - ¡Imbéciles! -. Ahora dime tú, quién es más consumista o imperialista.
Y segundo, la imagén de los paraguas y ponchos esperando a ser comprados me parecía bizarra y alienígena. Les faltaba algo, algo que llamara la atención.
Y fue, entonces, cuando me di cuenta que un "Porta" que no gritara con voz estridente: "Lleve el paraguas, Lleve su Poncho. Uno a 6 y dos po' 10 Bs" como lo hacen en Chacaíto los buhoneros, ¡no tenía sentido!
Extrañé los palos de agua en la salida del metro, dónde todos se agrupan en la entrada como si ver la lluvia caer la detuviera o les permitiera teletransportarse a sus casas; mientras que afuera un señor - generalmente, a veces señora y otra veces no se sabe - bajo un paraguas, sostiene otros 10 y grita a los necesitados espectadores de la lluvia:
"Paraguas, paraguas, lleve su paragua"
Huyendo de la humedad, una chica pasa por su lado y oye: "Mami, ven pa' cubri'te con mi poncho" como si eso tuviera algún sentido.
"Paraguas, Ponchos. Uno a 6 y dos po' 10 Bs. No te lo pierdas. Paraguas, Ponchos."
Recordando esos momentos, mi ojo segrega una sustancia salada que había olvidado. Una gota corre por mi mejilla y en un suspiro se escapa de mi boca: "Como Caracas, mi ciudad, no hay dos".