03 diciembre 2008

Lo Que Hay Que Hacer para Hacer Mercado

Al igual que Chávez - hay que nombrar a Chávez en algo para tener "rating" - yo vivo sólo. Y a diferencia de él yo hago mi mercado. Por algún extraño motivo, la imagen de Hugo haciendo su propio mercado me parece hilarante.

Chávez: "Soberano mesmo, he venido a adquerir mis vivéres nacionales - importados - para seguir engordando - ¿te has dado cuenta que cuando empezó a mandar estaba flaco? -". Ésta sería una buena cadena - igual que las demás que ha hecho -.

Pero no estoy aquí para hablar - escribir tarado, estás escribiendo. Nadie te oye, ¡Bestia! [si al caso vamos nadie te lee] - del Monarca sino sólo para aprovecharme de su popularidad como hacen sus secuaces - Muajajajaja -.

Odisea de un Hombre en el Mercado


Hace un par de días me tocó hacer mi correspondiente mercado para alimentar mi delgada barriga con lo que pudiera encontrar, así que me dirigí al CADA donde comenzó mi travesía. Como vivo sólo y todavía no se cocinarme bien - típico apartamento de soltero - decidí salir de mi dieta de pan y cereales Kellogg's a la que tanto estoy apegado - no como otra cosa -.

Cuando me dispongo a comprar nuevos y emocionantes víveres, carnes, lácteos, etc. me doy cuenta que ¡no sé qué come la gente normal!, no sé cómo preparar comida y por supuesto no sé qué comprar para prepararla.

Fue entonces, cuando una pareja y su hijo de no más de cuatro (4) años se cruzaron por mi camino con su carrito igual de vacío que el mío - aunque yo ya tenía 30 minutos viendo qué comprar y ellos estaban recién llegando -, así que me dispuse a seguirlos disimuladamente y comprar lo que ellos compraran; después de todo ellos son una familia y comen - ¡¡¡a diario!!! - y deben saber qué comprar.

De lejitos - desde la sombrita como dicen por ahí - los acosé y si tomaban Leche, yo tomaba Leche; si ellos veían el contenido vitamínico del Toddy, yo lo veía; si pensaban en tomar carne yo - hacía como sí - pensaba en la carne.

Pronto me dí cuenta que el padre sospechaba que los seguía, así que disimulé y me adelanté.

Es raro "seguir" desde adelante, cuando ellos cruzaron en el pasillo de los cereales y galletas, yo me emocioné pensando "Sí, son gente común también comen cereal y galletas, esos ya estaban en mi lista - ¿cuál lista? -" pero al alcanzarlos me di cuenta de que estaban allí sólo porque Alejandrito se escapó por un par de Pingüinitos Marinela - los cuales dejaron en la repisa a pesar de la voluntad frívola de su hijito [y la mía] -. Me despedí de los dulces con nostalgia y amargura pero proseguí en mi determinado fin de comer COMIDA.

Así, paseamos los cuatro (4) - sí, yo ya me sentía en familia - por casi todos los pasillos hasta llegar a las verduras - música lúgubre -: mi pesadilla. Lo verde, es comida de mi comida: la carne y me dio miedo continuar, pero avancé con mi nueva familia. Si agarraban los tomates, yo agarraba los tomates; si veían las cebollas yo igual; con los perejiles, papas, ajoporros, y todas las legumbres.

Salí contento de ese terrorífico pasillo verde con neveras frías y olores extraños - saludables -, cuando mi familia ya estaba comentando que el tío Carlos había ido a la Isla el fin de semana pasado con mis primitos - típico del tío Carlos - me estremecí con tristeza el ver que el tiempo de hacer mercado llegaba a su fin.

Mi nuevo hermanito fastidiaba a mi nueva mamá en la cola para pagar, quería que mi nuevo papá le comprara una caja de Chiclets, "lo cual aceptó". Una mezcla entre alegría y nostalgia me invadió nuevamente cuando vi al pequeño Alejandrito tomar su dulce y sonreir; pero todo se fue a pique cuando vi mi carrito lleno, ¡hasta el tope! de todo lo que una familia de tres (3) necesita y yo soy sólo uno (1) "¡no me hace falta tanto!" pensé - la cola avanza - y sacando cuentas matemáticas "¡no tengo para pagar tanto!" casi grité.

Despavorido salí de la cola dejando a mi nueva pero ya vieja familia para devolver todo aquello que no necesitaba en un esfuerzo sin frutos por alcanzar a pagar mi nuevo y saludable hábito. Dejé los tomates, cebollas, ajoporros, papas, las carnes, leche y todo aquello que tanto esfuerzo y orgullo me habia dedicado a escoger - copiar - con mi familia.

Allí fue cuando me detuve - al carrito estaba vacío - y me dirigí al pasillo de los cereales y galletas, el de los panes y croissants y tomé de cada uno lo que necesitaba.

Hacer mercado no es fácil, ni es barato, con razón hay tan pocos gordos entre el pueblo.